Cuando nació Lucía decidimos que durmiera con nosotros por una cuestión práctica, le daría el pecho sin necesidad de levantarnos por la noche y evitaríamos llantos innecesarios, además cualquier peligro nocturno estaría más controlado con nosotros al lado. No tengo ninguna duda que además el hecho de dormir juntos ha creado unos lazos emocionales muy fuertes y a pesar de que ya tiene dos años y medio no tengo ninguna prisa porque duerma en su propia cama (ella tampoco quiere aún) y menos ahora que he empezado a trabajar, dormir juntas hace la separación diurna más llevadera para las dos. Adoro despertar por la mañana junto a ella, algunos días nos quedamos un ratito despiertas, tomando teta o jugando, otros con el tiempo más justo la abrazo y nos levantamos a desayunar y otros simplemente está tan dormidita que no se entera que le doy un besito y me levanto, en cualquier caso esos momentos, ese vínculo es nuestro y ella se siente acompañada y protegida, no se me ocurre ninguna razón por la que tuviera que irse a dormir sola.
Cuando duerme una madre junto al niño duerme el niño dos veces; cuando duermo soñando en tu cariño mi eterno ensueño meces (Miguel de Unamuno)
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